El autoestima se basa frecuentemente en nuestros sentimientos de valor en términos de nuestras destrezas, logros, estatus, recursos financieros o atributos físicos. Esta clase de autoestima cultiva a menudo una actitud independiente y arrogante. Cuando nos encontramos a nosotros mismos comparándonos con los criterios de valor que la sociedad impone, sufrimos serias consecuencias. Nuestra autoestima pierde valor dramáticamente.
La ilusión de ser exitoso y admirado, da cabida a la desilusión cuando nuestras posesiones y logros —que una vez nutrieron nuestras almas— ya no satisfacen nuestros apetitos. Todos los individuos experimentan necesidades básicas: hambre, sed, fatiga, etc. Estamos condicionados para satisfacer estas necesidades obteniendo algo: comida, bebida, descanso. Erróneamente, concluimos que obteniendo, alcanzaremos un nivel aceptable de autoestima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario